La planificación es un camino de propuestas a recorrer , organizadas, que pueden ser modificadas y adecuadas a los diferentes contextos sociales. Es un instrumento de trabajo para los docentes, nos permite prever y organizar las acciones, anticipa situaciones, implica la toma de decisiones desde la reflexión (todo esto hace salir de los estereotipos, de las repeticiones injustificadas y de las acciones apuradas, etc).
Aunque la planificación no garantiza la riqueza de las jornadas, pensar y diseñar previamente permite contar con más tiempos y espacios para abordar hechos simultáneos que se pueden llegar a presentar en algunas situaciones concretas.
La planificación entendida como un boceto previo debe ser pensado como una trama abierta, flexible y modificable. Esto quiere decir que es importante que la planificación sea plasmada en un papel pues esto permite no sólo la posibilidad de repensarlo y reelaborarlo sino también la de comunicarlo. Es relevante ir modificando lo previsto en función de lo que surge, siempre y cuando eso que se modifica sea más beneficioso para los niños.
La planificación pensada en estos marcos puede cumplir con la meta más alta de la educación: acompañar a los alumnos en los aprendizajes en y para la vida, no fabricar ni moldear sino enseñarles que la escuela puede ser un espacio en el cual la tarea y el placer dan lugar a construcciones que los incluyan en una vida digna de ser vivida, facilitando la transformación del pensamiento, de las actitudes y comportamientos de los niños.
Los contenidos por ejemplo no pueden aprenderse trabajándolos una sola vez, debe pensarse en secuencia de actividades para abordarlos, retomarlos desde diversos lugares y en distintos momentos, es decir que el alumno aprende reinterpretando lo social, cultural y académico.
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